Esta vez quiero escribir sobre lo que me está pasando actualmente. Hace poco más de un mes me encontraba trabajando en un lugar en el que podía hacer lo que más me encanta, producir contenidos audiovisuales; sin embargo, con el paso del tiempo me fui dando cuenta que por más que mejorara en mi trabajo y por más años que estuviera ahí, ya no iba a poder crecer y seguiría haciendo lo mismo siempre. Comencé a sentirme estancado. Decidí salir de mi zona de confort para poder seguir creciendo laboralmente. Salir no es fácil, uno debe de hacer sacrificios para obtener lo que quiere. En mi caso, logré encontrar una gran empresa que me ofreció gran crecimiento laboral, pero que debía empezar en un puesto más abajo de lo que estaba acostumbrado. No les voy a mentir, me dió muchísimo coraje, las cosas no me estaban saliendo como yo quería, pero si quería crecer sabía que era una decisión que tenía que tomar tarde o temprano. Salir de mi zona de confort.
¿Qué es lo que pasa cuando sales de tu zona de confort? Te conviertes en un novato, te conviertes en el ser más idiota, inexperto, frustrado y miedoso del mundo, por ejemplo, cuando entras a un gimnasio los que llevan más tiempo que tú, levantan más que tú, usan más máquinas que tú y se ven mejor que tú. Y cuando entras a una clase de baile, eres el más torpe y tieso de la clase y te quedas viendo a los expertos que se mueven como pirinola.
Al intentar crecer siempre te sentirás fuera de lugar, indefenso, abrumado, derrotado y hasta humillado, eso se llama “pagar el precio del novato”. Todos empezamos siendo novatos, regándola y llorando por las noches ante nuestra inminente torpeza. Uno debe de resistir, debe de superar la sensación de seguridad que te da el estancamiento; en otras palabras, debes de “pagar el precio del novato” porque de otra forma no vas a crecer y te vas a quedar estancado y la vida seguirá pasando mientras tú te quedas viéndola. Muchas veces la gente que más te va a criticar tus esfuerzos por crecer son tus amigos, tu
familia y las personas más cercanas a ti, pero tu mejor defensa, tu mejor escudo, es tu constancia, paso a paso, un día a la vez, una semana a la vez. Si comienzas a hacer algo y eres constante, aunque seas un novato, ya estarás dentro de un selecto grupo de personas que actúan y no sólo hablan.
Si realmente lo que deseas es crecer, la única manera que existe es partiéndote el hocico una y otra y otra vez hasta que dejes de ser un novato en ello y te conviertas en lo que siempre anhelaste, un profesional en ese ámbito. Nadie nace siendo un “pro” en algo, los que existen todos han sido por la constancia que le han puesto a las cosas. Ese es el consejo que les puedo dar, muchas gracias por leerme.
- Carlos Bravo
